Renuncié a mi primer trabajo en Europa


Renuncié a mi primer trabajo en Europa

Y se sintió bien.

Lo cierto es que tomé este trabajo porque necesitaba el dinero. Hice lo posible por maximizar el uso de mis ahorros durante seis, siete meses. Apenas tuve mis documentos, empecé a enviar curriculums a todas partes, desesperada. No me llamaron de ningún lado hasta que sonó el teléfono de parte de… spaghetti vongole —digamos, para mantener el anonimato. Acepté trabajar ahí y tres días después me llamaron de cinco lugares más. Lamenté el timing pero bueno, ya había asumido un compromiso.

Lo que aprendí en estos meses trabajando con spaghetti vongole:

  • Las primeras impresiones engañan: al inicio todo es bonito. En especial si necesitan de personal, harán lo posible para hacerte pensar que el empleo es fantástico.
  • Es con el paso de las semanas, que puedes empezar a notar tratos diferentes: las personas son de una forma para con el público, y de otra puertas adentro. Ya lo dijo Goffman: somos actores simulando distintos roles dependiendo de en qué contexto social estamos. Es casi una obviedad, pero no deja de sorprenderme el ir descubriendo los matices de la gente a medida que pasa el tiempo y los conoces un poquito más.
  • La salud mental es lo más importante. Si el ambiente no es bueno, si los “colegas” no tienen el más mínimo respeto por los demás; no hay suma de cuatro cifras en euros que valga la más que la cordialidad de un buen equipo de trabajo.
  • Lo mejor de cualquier vivencia, es quedarte con las (pocas) buenas personas que conociste. Algo lindo seguro te llevás. Algo de ellas aprendiste. La experiencia de ellos aportó a la tuya.

Al principio quería seguir hasta el final del contrato sin importar lo que pase o qué tan difícil se haga el día a día, porque pensaba que eso era lo mejor que podía hacer para mí misma. Soportarlo y terminar. No me imaginé tomando una decisión como esta, yéndome un mes antes. Pero a veces alcanzamos un límite, donde vemos el camino muy claro. Es lo que tiene que pasar, lo que necesitas, y de repente te inunda una sensación de seguridad absoluta.

Eso sí, no sé a dónde voy. No sé cuánto tiempo pasará hasta que encuentre otro trabajo y aún menos, no sé cuándo llegaré estar en un lugar donde pueda decir que me gusta, que lo disfruto. Creo que en el medio no queda más que seguir recorriendo y probando.

Foto del mes

A lo que se redujo mi alimentación. Sin olvidar la pasta al pesto, por supuesto.

Recomendaciones e Ideas

→ La pieza del rompecabezas

Escribí un artículo en el blog hablando sobre mis últimas semanas de rutina y reflexión.

→ Experiencia Ciudadanía italiana en Italia

No vine a este país azarosamente. Es quizás por eso que aún tengo ganas salir a buscar un lugar que pueda llamar mi nuevo hogar. Esta es la guía de cómo me convertí en ciudadana europea.

~

Gracias por llegar al final de este newsletter, Reader <3 Have a nice one.

vistiendo palabras

Mi nombre es Romina. Escribo relatos de ficción & no-ficción, crónicas y artículos. Coqueteo con el periodismo y la literatura. Amo los días nublados y el café.

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